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El impacto socioeconómico del cambio demográfico: análisis comparativo entre América Latina y el Caribe y la República de Corea

13 de diciembre de 2023|Enfoques

Como parte de un proceso mundial, los países de América Latina y el Caribe y la República de Corea están atravesando un período único en la historia denominado “transición demográfica”, en el que los niveles de fecundidad y mortalidad de la población se reducen drásticamente, alterando su ritmo de crecimiento y estructura etaria de manera radical. Esta nueva realidad demográfica, a su vez, tiene profundas repercusiones económicas, sociales, políticas y culturales.

Tanto en América Latina y el Caribe como en la República de Corea, la transición demográfica se inicia a partir de la mitad del siglo pasado, principalmente debido a los cambios socioeconómicos y culturales, a la mejora general en las condiciones de vida, al aumento de la población urbana y del nivel educativo y a la disponibilidad de tecnología sanitaria. La disminución de la mortalidad se traduce en un gran aumento de la esperanza de vida al nacer durante el período 1965 a 2100 (véase el gráfico 1), principalmente en la República de Corea, donde se incrementó de 58 a 84 años, en tanto que en América Latina y el Caribe pasó de 57 a 74 años.

Gráfico 1
América Latina y el Caribe y República de Corea: tasa global de fecundidad (TGF) y esperanza de vida al nacer (E0), 1965-2100

(En número de hijos y años)

Gráfico 1

Fuente: Elaboración propia sobre la base de Naciones Unidas, 2022 Revision of World Population Prospects [en línea] https://population.un.org/wpp/.

En este sentido, en América Latina y el Caribe, y principalmente en la República de Corea, este ha sido un proceso más rápido que el ocurrido en las regiones más desarrolladas del planeta. Mientras que en estas últimas dicha transición se ha extendido por más de un siglo, en América Latina y el Caribe y en la República de Corea su inicio es más reciente y se desarrolla a un ritmo más acelerado. Por ejemplo, en un período de solo 30 años, entre 1960 y 1990, las tasas globales de fecundidad en América Latina y el Caribe y la República de Corea, que se encontraban entre las más altas del mundo (alrededor de seis hijos por mujer), pasaron a un nivel significativamente menor que el promedio mundial en América Latina y el Caribe (3,2 hijos por mujer), y a ubicarse entre las más bajas del mundo en la República de Corea (1,6 hijos por mujer).

El impacto de la transición demográfica ha sido significativo en el crecimiento de la población y, por ende, en su tamaño. De manera general, se podría decir que durante la etapa inicial del proceso —cuando disminuyen los niveles de mortalidad, principalmente la infantil, a la vez que la fecundidad permanece en niveles significativamente elevados—, el crecimiento poblacional se acelera y la población experimenta un leve rejuvenecimiento gracias al aumento relativo de la población infantil. Para referirse a este fenómeno, normalmente se utiliza el término “explosión demográfica”, una expresión que, por cierto, suscita una preocupación generalizada respecto a la capacidad del planeta de albergar una población que crece de manera desenfrenada, en especial en las regiones menos desarrolladas.

En América Latina y el Caribe, las tendencias más recientes reflejan una importante desaceleración del crecimiento de la población. Mientras que la tasa de crecimiento anual promedio observada en la región en 1965 fue de un 2,7%, actualmente dicha tasa se ubica en un 0,7% al año, y se prevé que a mediados del siglo la población estará creciendo a una tasa cercana a cero (0,1%). A partir de mediados de la década de 2050 y hasta el final del siglo, empezarán a registrarse tasas de crecimiento ligeramente negativas (véase el gráfico 2).

Gráfico 2
América Latina y el Caribe: tamaño y tasa de crecimiento anual de la población, 1965-2100

(En millones de personas y porcentajes)

Gráfico 2

Fuente: Elaboración propia sobre la base de Naciones Unidas, 2022 Revision of World Population Prospects [en línea] https://population.un.org/wpp/.

En números absolutos, la población regional aumentó 2,6 veces durante los últimos 57 años, y pasó de 252 millones en 1965 a 660 millones en 2022. En los próximos 34 años se prevé un aumento mucho más reducido, de solo un 14%, para llegar a los 752 millones de personas en 2056, momento en que la población empezaría a reducirse ligeramente hasta alcanzar los 647 millones al final del presente siglo (véase el cuadro 1).

Cuadro 1
América Latina y el Caribe: tamaño y aumento porcentual de la población en años seleccionados

Cuadro 1

Fuente: Elaboración propia sobre la base de Naciones Unidas, 2022 Revision of World Population Prospects [en línea] https://population.un.org/wpp/.

Aunque es común a todos los países de la región, hay que tener en cuenta que este proceso no será igual para todos, debido a las importantes diferencias que existen con relación al grado de avance de la transición demográfica. Por ejemplo, mientras que en los países más avanzados en la transición, como Cuba y Barbados, las tasas de crecimiento anual de la población son actualmente inferiores al 0,6%, en los países más rezagados, como Guatemala y Honduras, todavía son superiores al 1,5%.

La desaceleración del crecimiento poblacional ha sido considerablemente más rápida en la República de Corea, cuyo proceso de transición demográfica ha sido más intenso, que en América Latina y el Caribe. La tasa de crecimiento anual promedio —que era de un 2,1% en 1965— pasó a ser negativa a partir de 2020, y debería permanecer por debajo del 1% durante toda la segunda mitad de este siglo (véase el gráfico 3).

Gráfico 3
República de Corea: tamaño y tasa de crecimiento anual de la población, 1965-2100

(En millones de personas y porcentajes)

Gráfico 3

Fuente: Elaboración propia sobre la base de Naciones Unidas, 2022 Revision of World Population Prospects [en línea] https://population.un.org/wpp/.

En términos absolutos, la población de la República de Corea creció un 74% entre 1965 y 2020, al pasar de 29,2 millones a 51,8 millones de personas, y se estima que comenzó a decrecer a partir de entonces, para retroceder a los 24,1 millones de personas al final del siglo.

Si bien la transición demográfica tiene una incidencia considerable sobre el tamaño y el crecimiento de la población, sus efectos sobre la estructura etaria son, quizás, los de mayor trascendencia para la planificación del desarrollo sostenible, debido a las fuertes repercusiones económicas y sociales que conllevan. Si el siglo XX fue el de la explosión demográfica, tanto para América Latina y el Caribe como para la República de Corea, el siglo XXI será sin duda el del envejecimiento poblacional.

Conforme se observa en el gráfico 4 y en el cuadro 2, la proporción de niños, tanto en las poblaciones de América Latina y el Caribe como en la República de Corea, va en rápido descenso, a la vez que aumenta de manera sostenida la de las personas adultas mayores. Sin embargo, esta transformación ocurre de manera bastante más acentuada en la República de Corea, donde el proceso de transición demográfica es más intenso.

Gráfico 4
América Latina y el Caribe y República de Corea: distribución de la población por grandes grupos de edad, 1965-2100

(En porcentajes)

Gráfico 4

Fuente: Elaboración propia sobre la base de Naciones Unidas, 2022 Revision of World Population Prospects [en línea] https://population.un.org/wpp/.

Cuadro 2
América Latina y el Caribe y República de Corea: distribución de la población por grandes grupos de edad en años seleccionados
(En porcentajes)

Cuadro 2

Fuente: Elaboración propia sobre la base de Naciones Unidas, 2022 Revision of World Population Prospects [en línea] https://population.un.org/wpp/.

En 1965, la distribución de la población entre los tres grandes grupos de edad era prácticamente la misma en América Latina y el Caribe y en la República de Corea. Desde entonces, la proporción de personas de entre 15 y 64 años ha aumentado de manera similar y significativa tanto en América Latina y el Caribe como en la República de Corea, y alcanzó valores cercanos al 70% en 2022. Por otro lado, la variación en los demás grupos de edad ha sido muy distinta: la proporción de menores de 15 años es dos veces mayor en América Latina y el Caribe, y la de personas de 65 años y más dos veces mayor en la República de Corea.

Para finales del presente siglo, se espera que en la República de Corea la proporción de personas de 65 años y más alcance un valor similar al del grupo de 15 a 64 años, a saber, alrededor del 45%; por otro lado, en América Latina y el Caribe la mayor concentración se seguirá produciendo en el grupo de 15 a 64 años (55%).

La transición demográfica plantea oportunidades y desafíos específicos en lo referido a las políticas que buscan la igualdad y el desarrollo sostenible. Las oportunidades surgen durante el período demográficamente favorable al crecimiento económico, conocido como “bono demográfico”, cuando la proporción de personas en edad de trabajar aumenta de manera sostenida respecto al resto de la población. Se trata de un fenómeno de duración limitada, cuya extensión y magnitud varían según la intensidad del proceso de transición demográfica.

Si bien la coyuntura demográfica está íntimamente relacionada con el crecimiento económico y el desarrollo sostenible, el aprovechamiento efectivo de las oportunidades que se generan durante el período del bono demográfico depende, en última instancia, de las políticas públicas que se implementen para ello. Así, el buen aprovechamiento del bono demográfico constituye, a su vez, un elemento de apoyo de gran importancia para enfrentar los desafíos del envejecimiento poblacional, pues la inversión en el desarrollo de las capacidades humanas durante la fase demográficamente favorable podría contrarrestar el efecto negativo de la contracción de la fuerza de trabajo durante la fase de envejecimiento, gracias al a los beneficios de contar con una fuerza laboral capacitada y más productiva.

Aunque el proceso de transición demográfica en la República de Corea y en América Latina y el Caribe comenzó casi al mismo tiempo y en condiciones económicas bastante similares, caracterizadas por bajos niveles de PIB per cápita, su avance ha sido significativamente más rápido e intenso en la República de Corea, lo que ha generado un bono demográfico ya finalizado que ha sido más breve, pero de mayor magnitud, en comparación con el de América Latina y el Caribe.

En el transcurso de los últimos 60 años, el PIB per cápita ha evolucionado de manera muy distinta, tanto en la República de Corea como en América Latina y el Caribe. Durante la mayor parte de la década de 1960, el PIB per cápita de la República de Corea fue muy similar al de Honduras, y hasta mediados de la década de 1980 estuvo por debajo del PIB per cápita de América Latina y el Caribe (véase el gráfico 5). A partir de entonces, el PIB per cápita de la República de Corea aumentó de manera bastante acelerada, y en 2019 se situó en un valor casi cuatro veces mayor al de América Latina y el Caribe, casi dos veces y media mayor que el de Chile, y más de 13 veces mayor que el de Honduras.

Gráfico 5
América Latina y el Caribe, República de Corea, Chile y Honduras: PIB per cápita, 1960-2021

(En miles de dólares constantes de 2015)

Gráfico 5

Fuente: Banco Mundial, “Indicadores” [en línea] https://data.worldbank.org/indicator/ y Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE),  “National Accounts” [en línea] https://www.oecd.org/sdd/na/.

El PIB per cápita puede calcularse según la ecuación 1: 

Y/N = Y/L * L/W * W/N                                                                                                         (1)

Donde Y=PIB; N=Población; L=personas ocupadas y W=población en edad de trabajar

Por lo tanto, el PIB per cápita es el producto del PIB por trabajador (productividad), la proporción de la población en edad de trabajar que efectivamente trabaja (participación laboral) y la proporción de la población en edad de trabajar (estructura etaria).

Sobre la base de la ecuación 1, la tasa de cambio (r) del PIB per cápita puede expresarse como la suma de las tasas de cambio de la productividad, de la participación laboral y de la estructura etaria de la población, conforme a la ecuación 2:

r(Y/N) = r(Y/L) + r(L/W) + r(W/N)                                                                                     (2)

De esta manera, el aumento relativo de la población en edad laboral durante el período favorable del bono demográfico tendrá un efecto directo y positivo sobre el PIB per cápita, mientras que la disminución relativa de la población en edad laboral durante el período del envejecimiento poblacional tendrá un efecto directo y negativo sobre el PIB per cápita.

Si bien la contribución de los cambios en la estructura etaria depende de cuánto haya avanzado  la población en el proceso de transición demográfica, la contribución de los cambios en la productividad y en la participación laboral depende principalmente de la aplicación de políticas públicas en las esferas de la educación, la salud y la igualdad de género, entre otras, dirigidas al fortalecimiento de las capacidades humanas y a la inserción laboral, en particular de las mujeres, en empleos productivos.

Además de la contribución directa de la transición demográfica al crecimiento del PIB per cápita —a través del aumento proporcional de la población en edad laboral—, su contribución indirecta puede llegar a ser aún más importante (véase el diagrama 1).

Diagrama 1: Efectos directos e indirectos de la transición demográfica sobre el PIB per cápita

Diagrama 1

Fuente: Elaboración propia.

La reducción de la fecundidad durante la transición demográfica se traduce en una reducción del tiempo y el trabajo que se dedica a la crianza de los hijos, lo que favorece la incorporación de la mujer al mercado de trabajo, algo que, a su vez, puede tener un efecto positivo sobre la fuerza laboral. Se debe tener en cuenta que los efectos de la participación de la mujer en el mercado laboral aumentan conforme se avanza en la consolidación de la igualdad de género, no solo en el mercado laboral, sino en todos los ámbitos de desarrollo de la sociedad.

Por otro lado, la reducción del número de niños disminuye la presión sobre los recursos educativos en términos cuantitativos, lo que genera una oportunidad de invertir en la calidad de la enseñanza y así fortalecer las capacidades humanas, que son instrumentales para la generación de mayores ingresos y recursos. En este sentido, el efecto inverso también está presente, en la medida en que la aspiración de las mujeres de participar en el mercado laboral, así como la de los padres de brindar una educación de mejor calidad a sus hijos, generalmente se traduce en un número menor de hijos. 

Sobre la base de la ecuación 2, se calcula la contribución de los diferentes factores al crecimiento anual medio del PIB per cápita en la República de Corea, en América Latina y el Caribe, en Chile y en Honduras durante tres períodos: 1960 a 1980, 1980 a 2000 y 2000 a 2020. La contribución de la transición demográfica se calcula a través de la tasa de crecimiento de la proporción de la población en edad laboral[1], en tanto que la contribución de la productividad y de la participación laboral se calcula de manera agregada, a través de la diferencia entre la tasa de crecimiento del PIB per cápita y la tasa de crecimiento de la proporción de  población en edad laboral.

Tal como se indica en el gráfico 6, la contribución del factor demográfico  al crecimiento anual medio del PIB per cápita en los períodos entre 1960 y 2000 ha sido mayor en la República de Corea que en América Latina y el Caribe, en particular en el lapso transcurrido entre 1960 y 1980, producto de la mayor intensidad del proceso de transición demográfica de la República de Corea durante esos períodos. En el período más reciente, el factor demográfico siguió contribuyendo al crecimiento del PIB en América Latina y el Caribe, pero prácticamente desapareció en el caso de la República de Corea, dado su avance en la transición demográfica y el fin de su período del bono demográfico. 

Gráfico 6
América Latina y el Caribe, República de Corea, Chile y Honduras: contribución de los cambios en la estructura etaria, en la productividad y en la participación laboral al crecimiento anual medio del PIB per cápita, 1960-1980, 1980-2000 y 2000-2020

Gráfico 6

Fuente: Elaboración propia sobre la base de Naciones Unidas, 2022 Revision of World Population Prospects [en línea] https://population.un.org/wpp/ y Banco Mundial, “Indicadores” [en línea] https://data.worldbank.org/indicator/
Nota: El crecimiento anual medio del PIB per cápita de cada país y región en cada período considerado es la suma entre los factores estructura etaria y productividad más  participación laboral.

De cualquier manera, llama la atención el hecho de que la contribución de los factores de productividad y de participación laboral es mucho más significativa en la República de Corea que en América Latina y el Caribe, algo que indica la mayor eficiencia de este país para transformar en beneficios económicos concretos las oportunidades ofrecidas por la coyuntura demográfica favorable, a fin de potenciar el crecimiento de su PIB per cápita.

Extensión y magnitud del bono demográfico

El cálculo del bono demográfico de la República de Corea y de América Latina y el Caribe que se ofrece en la presente sección se basa en el procedimiento aplicado inicialmente por Mason y Lee (2007), que se utiliza con frecuencia en estudios sobre el efecto económico de los cambios demográficos (Ogawa y otros, 2021; Mason y Lee, 2011). Se trata de un procedimiento similar al utilizado anteriormente, pero que produce estimaciones más precisas, ya que considera la relación de sustento económico en lugar de la proporción de la población en edad laboral.

Por definición, el ingreso total (o PIB), Y(t), es igual a:

Y(t) = (Y(t)/L(t)) * L(t)                                                                                                             (3)

A partir de la ecuación 3, se deduce que el ingreso por consumidor efectivo es igual al producto de la producción por trabajador efectivo (o productividad) y la relación de sustento económico:

Y(t)/N(t) = (Y(t)/L(t)) * (L(t)/N(t))                                                                                    (4)

A partir de la ecuación 4, la tasa de crecimiento del ingreso por consumidor efectivo se define como:

r(Y(t)/N(t)) = r(Y(t)/L(t)) + r(L(t)/N(t))                                                                           (5)

Al mantener constantes los perfiles etarios de consumo e ingreso laboral, la tasa de crecimiento de la productividad en la ecuación 5 es nula, y, por ende, la tasa de crecimiento del ingreso por consumidor efectivo es igual a la tasa de crecimiento de la relación de sustento económico, la que a su vez se vería afectada únicamente por los cambios en la estructura etaria.

En tal sentido, la magnitud del bono demográfico —definido como el efecto neto de los cambios en la estructura etaria de la población sobre el crecimiento económico— estará dada por la tasa de crecimiento de la relación de sustento económico durante el período en que dicho indicador exhibe una tendencia al alza[2]

Como se observa en el gráfico 7, tanto la altura como el descenso de la curva relativa a la tasa de crecimiento de la relación de sustento económico en la República de Corea son mucho más pronunciados que en los demás casos. Estos resultados van en la misma dirección que los que se presentan en la sección anterior y confirman la conclusión respecto de la mayor intensidad y la menor duración del bono demográfico en la República de Corea frente a América Latina y el Caribe.

Gráfico 7
América Latina y el Caribe (11 países), República de Corea, Chile y Honduras: tasa anual de crecimiento de la relación de sustento económico, 1950-2100

Gráfico 7

   Fuente: Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), “National Accounts” [en línea] https://www.oecd.org/sdd/na/.

Nota: Los perfiles por edad de consumo e ingreso laboral utilizados para el cálculo de la relación de sustento económico de América Latina y el Caribe representan promedios simples de los perfiles de la Argentina (2016), Bolivia (Estado Plurinacional de) (2014), el Brasil (2008), Chile (2017), Colombia (2017), Costa Rica (2013), El Salvador (2010), México (2014), el Paraguay (2012), el Perú (2014) y el Uruguay (2013).

El período del bono demográfico se inició más o menos al mismo tiempo en la República de Corea y en América Latina y el Caribe y Chile (alrededor de 1970), y con un rezago de aproximadamente cuatro años en el caso de Honduras (cuadro 3). Ya finalizó en la República de Corea (2015) y en Chile (2022), y se extendería por unos 10 años más en América Latina y el Caribe (2032) y unos 20 años más en Honduras (2042). Respecto a su duración, en la República de Corea el bono demográfico se extendió por 46 años, a saber, 9 años menos que en Chile, donde duró 55 años, 16 años menos que en América Latina y el Caribe, donde se prevé que durará 62 años, y 23 años menos que en Honduras, donde se prevé que se extenderá por 69 años.

Cuadro 3
América Latina y el Caribe (11 países)a, República de Corea, Chile y Honduras: extensión y magnitud del bono demográfico

Cuadro 3

Fuente: Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), “National Accounts” [en línea] https://www.oecd.org/sdd/na/.
Nota: Los perfiles por edad de consumo e ingreso laboral utilizados para el cálculo de la relación de sustento económico de América Latina y el Caribe representan promedios simples de los perfiles de la Argentina (2016), Bolivia (Estado Plurinacional de) (2014), el Brasil (2008), Chile (2017), Colombia (2017), Costa Rica (2013), El Salvador (2010), México (2014), el Paraguay (2012), el Perú (2014) y el Uruguay (2013).
a Período en que la relación de sustento económico es creciente.
b Tasa anual media de crecimiento de la relación de sustento económico durante el período del bono demográfico.
c Debido a que todavía no se cuenta con las Cuentas Nacionales de Transferencias para Honduras, para estimar la relación de sustento económico en ese país a lo largo del período considerado se utilizaron los perfiles etarios de consumo e ingreso laboral promedio de América Latina y el Caribe.

En cuanto a su magnitud, el bono demográfico en la República de Corea (1,22%) es tres veces mayor que en Chile y en América Latina y el Caribe (0,41%), y más de dos veces mayor que en Honduras (0,55%). Tales resultados reflejan la rapidez y la intensidad de la caída de la fecundidad durante el proceso de transición demográfica en la República de Corea, que fueron bastante más acentuadas que en América Latina y el Caribe.

Nuevamente, vale resaltar que los beneficios económicos del bono demográfico no son automáticos, y de hecho pueden verse contrarrestados por una disminución de los niveles de productividad. Si se aprovechan los beneficios indirectos que ofrece la transición demográfica para impulsar las capacidades humanas y, por ende, la productividad, los beneficios del bono pueden potenciarse aún más.

Una de las claves para explicar la gran disparidad entre América Latina y el Caribe y la República de Corea en lo referido al crecimiento económico observado en las últimas décadas–, sería que la República de Corea ha aprovechado de una mejor manera las oportunidades que ofrece el bono demográfico, no solo las directas, sino principalmente las indirectas.

En efecto, la experiencia del crecimiento económico en la República de Corea durante su rápida transición demográfica muestra con claridad que la plena realización del bono demográfico depende de una serie de factores, entre ellos la aplicación de políticas que fomenten la  educación de calidad; la inversión en investigación y desarrollo (I+D); la formalización del mercado de trabajo; la participación laboral de los jóvenes y las mujeres; la oferta de empleos productivos y de calidad, y la mejora de las condiciones de salud en general y de la salud sexual y reproductiva en particular. También depende  fundamentalmente de la existencia de un contexto de baja desigualdad socioeconómica, sin el cual el éxito de cualquiera de las demás políticas se ve sumamente afectado.

Sobre la base de los resultados y antecedentes expuestos en el presente artículo y a la luz de la experiencia de la República de Corea, a continuación se presentan algunas recomendaciones básicas para que los países de América Latina y el Caribe —en especial aquellos que van más rezagados en su proceso de transición demográfica— logren obtener plenos beneficios de las oportunidades generadas en el transcurso del período de bono demográfico que aún tienen por delante, con el fin de potenciar su crecimiento económico y avanzar hacia el desarrollo sostenible y la igualdad.

  • Aprovechar la liberación de recursos destinados a la educación infantil para invertir en la expansión y la calidad de la educación. Con la disminución de la fecundidad, se reduce de forma progresiva el número relativo y absoluto de niños, niñas y, posteriormente, jóvenes, lo que aminora de manera sustancial y permanente el costo de la educación en sus ciclos de educación. El uso de esos recursos disponibles permitiría ampliar los beneficios de la educación de calidad, algo que, además de promover la igualdad, ayudaría a enfrentar los retos del envejecimiento poblacional, por cuanto mejoraría la productividad de las siguientes generaciones de trabajadores, que serán cada vez más reducidas en el futuro. Si bien actualmente una buena parte de los países de la región están cerca de alcanzar la cobertura universal del ciclo primario, aumentar la cobertura y la calidad de la educación secundaria aun representa un gran desafío. El acceso al nivel secundario y la progresión oportuna dentro de él son bastante menores frente al nivel primario, lo que hace que la situación entre los países sea más heterogénea. Además, los avances educativos observados en las últimas décadasno se han traducido en una mejor incorporación al mercado de trabajo ni en un buen aprovechamiento de las nuevas capacidades de los jóvenes.
  • Fomentar la participación de los jóvenes en el mercado laboral. Es fundamental acompañar la mejora de los niveles de educación y de capacitación de los jóvenes para el trabajo con la generación de empleos de calidad para este segmento de la población. Los jóvenes enfrentan diversas desventajas para acceder a trabajos de calidad, algo que se refleja en tasas de desempleo que son considerablemente mayores que las del total de la población activa. En las dificultades de inserción laboral de los jóvenes también inciden las condiciones socioeconómicas en las que han crecido, pues el desempleo entre los jóvenes de los estratos socioeconómicos más bajos suele ser más elevado que entre los de los estratos más altos (CEPAL, 2014). Del mismo modo, el empleo de los jóvenes tiende a ser de alta rotación, segmentación y precariedad, algo que se traduce en una marcada desigualdad en el acceso y el aporte a los sistemas de protección social contributiva asociados a los empleos formales, y en un desaprovechamiento del bono demográfico (CEPAL, 2015).
  • Eliminar la discriminación hacia las mujeres en el mercado laboral. Las tasas de participación de las mujeres en la fuerza de trabajo en América Latina y el Caribe siguen siendo muy inferiores a las de sus pares hombres, debido a la persistencia de paradigmas culturales y factores estructurales del mercado laboral que dificultan su acceso al empleo y su permanencia en él, lo que implica que reciben remuneraciones inferiores. Avanzar hacia la igualdad de género en los mercados laborales a través de la equiparación de las tasas de actividad de mujeres y hombres y la eliminación de la brecha de ingresos supone incrementar la participación laboral de las mujeres, a fin de aumentar su autonomía económica, reducir la pobreza en sus hogares y, al mismo tiempo, impulsar el crecimiento económico. Por cierto, el diseño y aplicación de las políticas, programas e intervenciones estatales dirigidas a proteger el empleo y a ampliar las oportunidades de trabajo de calidad para las mujeres deben darse en el marco de acciones tendientes a la transformación de los factores y los paradigmas culturales relacionados con la distribución tradicional de los roles productivos y reproductivos entre ambos sexos.
  • Mejorar la salud sexual y reproductiva de las personas jóvenes. Las políticas públicas deben priorizar la prevención del embarazo no deseado en adolescentes aplicando un enfoque multidimensional. Esto incluye fortalecer las iniciativas jurídicas, educativas y formativas dirigidas a promover la postergación de las uniones de pareja tempranas, que son más frecuentes entre los estratos más pobres de la población, donde siguen estando asociadas a una alta fecundidad adolescente. Algo fundamental para la acción pública del Estado es garantizar el acceso a métodos de anticoncepción de calidad gratuitos, oportunos e informados para adolescentes, respetando siempre el principio de confidencialidad. Paralelamente, se necesitan campañas de información y sensibilizacion, programas de formación y asesoramiento y servicios accesibles de salud sexual y reproductiva dirigidos a adolescentes. Para prevenir los embarazos precoces, resulta igualmente esencial velar por el acceso de los adolescentes a una educación de calidad y a espacios, oportunidades, proyectos y pasatiempos propios de la etapa de la vida que están transitando.    

Bibliografía

CEPAL (Comisión Económica para América Latina y el Caribe) (2015), Desarrollo social inclusivo: una nueva generación de políticas para superar la pobreza y reducir la desigualdad en América Latina y el Caribe (LC.L/4056(CDS.1/3), Santiago.

               (2014), Panorama Social de América Latina, 2014 (LC/G.2635-P), Santiago.

Mason, A. y S. Lee (2011), “Population, wealth, and economic growth in the Asia and Pacific Region”, ADB Economics Working Paper Series, Nº 280, Banco Asiático de Desarrollo.

                (2007), “Transfers, capital, and consumption over the demographic transition”, Population Aging, Intergenerational Transfers and the Macroeconomy, R. Clark, N. Ogawa and A. Mason (eds.), Cheltenham, Edward Elgar.

Naciones Unidas (2022a), 2022 Revision of World Population Prospects [en línea] https://population.un.org/wpp/.

OCDE (Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos) (2015), Health at a Glance 2015: OECD Indicators, París, OECD Publishing.

Ogawa, N. y otros (2021), “Population aging and the three demographic dividends in Asia”, Asian Development Review, vol. 38, Nº 1.

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[1] Los datos utilizados fueron extraídos de la revisión 2022 de las estimaciones y proyecciones de población de las Naciones Unidas (Naciones Unidas, 2022).

[2] Período en que el número de trabajadores efectivos aumenta de manera sostenida con relación a los consumidores efectivos y que, por ende, determina la extensión del bono demográfico.

Nota: este artículo corresponde a un resumen del documento del mismo nombre cuyo autor es Paulo Saad, quien agradece el apoyo de Kamila González, pasante del CELADE-División de Población de la CEPAL, en la revisión de este resumen.